Revisó su agenda la muerte
Y le tocaba a la Gordillo
¡Ora si se acabo su suerte
Hoy me la echo al platillo!
Salió corriendo con dicha
A cumplir con su misión;
cuando vió a la susodicha
¡Hasta se le cayo el calzón!
Afligida y muy asustada
murmuraba desde la reja:
¡Ah jijo de la chingada,
Que fea está esta vieja!
Solo la miró de lejos
No se atrevió de cerquita
como que le hizo al pendejo
y escondió su calaverita.
Papel y lápiz en mano
A Esther le mandó una carta
“Ya cambia de cirujano:
Te recomiendo el de Martha”
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