En la mitad del camino
frente a tu tumba perpleja
me desmoronan las dudas
entre el hubiera y la queja
Al ir poniendo las flores
ya voy quedándome hueca;
mueren los santos y dioses,
como mi vientre se secan.
Ni nacimientos precoces
entre esperanzas añejas,
para mis húmedas noches
no hay un Dios, ni respuesta
solo el ahogado reproche
ingrata fé que me dejas.